Sunday, February 25, 2007

Damnificados reconstruyen casuchas autoridades insisten desalojarlas

Los moradores del barrio Las Flores empezaron a reconstruir sus viviendas dispuestos a permanecer en los terrenos.
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Familias cuyas viviendas fueron destruidas por las autoridades hace tres semanas dentro del área protegida de los Manantiales del Norte desafiaron la disposición de las autoridades y están reconstruyendo sus míseras casas, aun cuando el Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (Conau) les advirtió que serán definitivamente desalojados.

El Conau planteó que estas personas construyeron dentro del parque Manantiales del Norte, en las cercanías de la avenida República de Colombia, en áreas que aunque son parte del Cinturón Verde de la Ciudad de Santo Domingo, son además terrenos privados y no de propiedad estatal.

Ayer los residentes de este barrio se definieron ayer como “un hueso duro de roer” y advirtieron a las autoridades que no van a salir del lugar.

El director del Conau, Joaquín Gerónimo, aseguró ayer que esa entidad no desmayará en la preservación de esa zona que es un pulmón de la ciudad y está protegido por las leyes.

Anunció que esta semana tiene previsto iniciar la aplicación de un plan con el que dejará protegido de forma total el espacio creado para la conservación de arroyos y humedales que existen allí.

Explicó que para evitar que esos recursos desaparezcan, el Conau está negociando con los dueños legítimos de esas propiedades, de modo que estos cedan los terrenos que quedan dentro del parque al Estado y de esa manera se les otorgarían los permisos para que puedan desarrollar otras zonas fuera del parque.

“Esos terrenos son propiedad privada. No son del Estado y esas personas que se han alojado ahí lo adquirieron de manos de terceros que se aprovecharon de su condición, pero lo cierto es que esas tierras tienen dueños”, agregó.

Ayer muchas de las familias estaban levantando sus casuchas usando los materiales que quedaron tirados cuando las fuerzas policiales las derribaron.

Asimismo, ayer periodistas pudieron observar que en áreas del parque en las no había viviendas cuando se produjo el desalojo, han empezado a aparecer construcciones.

Luis Toribio, quien dijo que representa a los ocupantes del terreno del parque, explicó que las familias del barrio Las Flores están dispuestas a quedarse en el lugar sin afectar el medio ambiente, con la siembra de árboles, pero jamás abandonarán su espacio.

“Sabemos que por las buenas nunca nos van a dar estos terrenos. Esto tenemos que aceptarlo y desde el punto de vista de la realidad tenemos que hacerle entender a las autoridades que este es nuestro sector, por lo que vamos a permanecer aquí”, dijo.

En el barrio Las Flores, como bautizaron el asentamiento, había ayer mucho movimiento con la construcción de casas.

Sin embargo, las familias que sufrieron la destrucción de sus casas han tenido que ingeniárselas para subsistir porque los vigilantes que fueron llevados a la zona les impiden llevar los ajuares, alimentos y agua.

Pese a todas las vicisitudes que narran los afectados, manifestaron que sólo se dejarían convencer de abandonar el área por el presidente Leonel Fernández.

“Nosotros estamos dispuestos a echar una batalla aquí. De hecho ya hemos ganado la batalla, porque este es un sector muy conocido y cuenta con muchos habitantes”, declaró Toribio.

Explicó que los adquirientes de los terrenos, pagaron entre RD$4,000 y RD$5,000 por cada solar hace alrededor de cuatro años a una persona cuyo nombre no citó, pero de la que dijo les dio facilidades para que pudieran tener una vivienda.

Explicó que con la adquisición de esos bienes lo que han hecho es resolverle un problema al Presidente, ya que se trata de humildes padres de familia que no tenían casas.

Dijo que quienes gestionan sacarlos del lugar tienen interés en destinar esas tierras a la construcción de viviendas, pero ellos no tienen dinero para adquirirlas.

“A ellos que sueñen con otro lado, porque aquí no lo van a lograr. Si ellos quieren hacer un proyecto privado aquí, van a tener que desaparecer a muchas personas. No es verdad que les vamos a entregar esto aquí para que se lo entreguen a los poderosos”, aseguró.

Mientras tanto, estas familias tratan de hacer una vida normal frente a las precariedades que les ha tocado vivir luego del desalojo.

En su mayoría duermen en el suelo junto a sus niños, preparan sus alimentos al aire libre, mientras en horas del día los niños tratan de hacer su propio ambiente bajo los implacables rayos del sol.

“De aquí no nos vamos a salir. Vamos a estar aquí hasta la muerte si es posible”, aseguró Toribio.

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