Saturday, July 28, 2007

Caso joven malogrado en Santiago, Verdad y versión Jefe PN

Con esta camioneta, Hyundai 1988, en malas condiciones, sería muy difícil correr a "alta velocidad" por calles sin asfalto, llena de hoyos y altibajos.

.

Servicios Google/Clave Digital, Portal Dominicano

SANTO DOMINGO, DN (República Dominicana).- El Jefe de la Policía Nacional, teniente general Bernardo Santana Páez, reveló este jueves los nombres de los agentes que el 6 de abril balearon y dejaron sin poder caminar ni sostenerse al joven vendedor ambulante Javier Segura, pero adelantó que no se tomará ninguna acción legal contra ellos hasta que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos presente "pruebas de que hubo “negligencia” policial en el caso.


Asimismo, defendió a los agentes policiales, afirmando que ellos no dispararon contra Javier “porque sí”, sino porque alegadamente éste manejaba a “alta velocidad” y no se detuvo ante una orden de la patrulla.


El jefe de la Policía Nacional explicó que los agentes Gudy Rojas, segundo teniente de la patrulla, Miguel Estévez, cabo, y Franklin Cuevas, raso, le dispararon a la camioneta que manejaba Segura en los neumáticos y posteriormente a él, porque “al momento de notar la presencia policial emprendió la huida a alta velocidad”.


“Por esta razón, fue necesario que los agentes hicieran varios disparos para lograr detenerlos”, argumentó.


(Nota de la redacción de Clave Digital: La posibilidad de que alguien pueda manejar a alta velocidad en el barrio no parece creíble a juzgar por los reportes del periodista de Clave Digital en Santiago, Máximo Laureano, quien recorrió la calle donde ocurrió la tragedia, en el barrio Duarte, y explicó que las vías están llenas de hoyos y altibajos. Además, la camioneta de Javier Segura es un vehículo viejo, que aún en una calle en buenas condiciones difícilmente pueda desplazarse a “alta velocidad”).


El jefe de la Policía Nacional se mostró convencido de que el informe que le suministró la comandancia de Santiago explica “claramente” que los oficiales no persiguieron a Segura “porque sí”, sino porque recibieron una llamada de la central reportando que cuatro desconocidos estaban “desmantelando” la banca de lotería Mauro en la calle C número ocho del sector Mella Dos en Santiago.


Santana Páez expresó, además, que la Policía Nacional quiere resolver el caso y que, “incluso”, se comunicó con el joven baleado y con el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos Manuel María Mercedes para abrir una investigación más profunda.


Julián Diloné, que acompañaba a Javier Segura
Julían Antonio Diloné (El Mello), era la persona que el 06 de abril, acompañaba a Javier en la camioneta Hyundai, del año 1988, modelo Pony.


El joven de 29 años de edad, contó a Clave Digital que eran cerca de las 12:00 de a medianoche, cuando entraban al sector, después de una larga y pesada jornada de trabajo.


Una patrulla de Barrio Seguro, integrada por cuatro hombres, les ordenó que se detuvieran. Julián explica que no escucharon con claridad la orden ni distinguieron que se trataba de agentes policiales porque la luz era escasa, por lo cual siguieron su marcha a velocidad normal. De inmediato los policías comenzaron a dispararles, perforando y dañando el vehículo.


A percatarse de los disparos y de que se trataba de policías, se detuvieron. Diloné aseguró que a Javier le dispararon luego que se habían detenido, a pesar de que éste le rogó, de rodillas, que no lo hicieran, porque él no era un delincuente. Javier fue herido en un brazo y luego en las piernas.

La camioneta quedó prácticamente inservible por las perforaciones que le hicieron las balas.


CNDH ve contradictoria versión de la PN
Por su lado, el abogado Manuel María Mercedes, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), declaró que el informe que le presentó Santana Páez se contradice “totalmente con lo que realmente sucedió” y con la investigación que la Comisión de Derechos Humanos llevó a cabo.


Reveló que la organización presentará este viernes un informe con las pruebas y los resultados de las investigaciones del hecho, con la intención de que los tres agentes y un procurador adjunto de Santiago sean sometidos a la justicia civil. Dijo que, alegadamente, el procurador adjunto “tapó la situación”.


El nombre del procurador, a diferencia de los agentes, será revelado el lunes, según María Mercedes.


El presidente de la CNDH afirmó, además, que la organización no permitirá “bajo ningún concepto” que ese hecho quede impune, ya que es un reflejo del antiguo equipo de cirujanos que se dedicaban a “lisiar” a jóvenes de Santiago y San Francisco de Macorís.
Javier narra su desgracia


Javier Segura mira su pierna herida con esa serenidad amarga que tiene la gente desamparada. Desde el pasado viernes santo (6 de abril), cuando fue baleado por agentes policiales en un barrio de Santiago, sus ilusiones son memorias y sus afanes concluyeron en la desesperante quietud de la parálisis.


“Estaba oscuro y lloviendo. Esa noche calló un agua grandísima en Santiago”, recuerda con una calma irremediablemente nostálgica. Empieza a narrar los acontecimientos que lo destinaron a vivir entre una silla y una cama:


“Yo salí a comprarle un pescado a la esposa mía. Ella está embarazada. Cuando yo iba bajando en la calle Jánico, ingenio arriba, oí esos disparos detrás de mí. Como yo nunca he tenido problemas con la Policía pensé que podían ser delincuentes. Seguí en la camioneta… Más abajo me dieron en el brazo, en el brazo derecho. Cuando yo vi que eran policías frené y salí con las manos arriba. Hincado, de rodillas… no quería que me maten”.


Luego cuenta como unos agentes policiales lo encañonaron mientras otros revisaban el vehículo. Aunque no hallaron evidencias de delito, uno de los oficiales le propinó un disparo a quemarropa en la pierna derecha.


A partir de entonces las angustias de Javier no cesan: “yo no sé qué voy a hacer, tengo hijos, y mi esposa está embarazada. No está ganando casi nada en la Zona. Y yo inválido, pidiéndole a Dios que… imagínese”.


Oriundo de Padre Las Casas (Azua), dice que en Santiago se sentía bien. Emigró hacia esa ciudad en el año 2000. Trabajó en una fábrica de ropa de zona franca. Llegó a ser supervisor de una lavandería y, con el tiempo, logró comprar un vehículo que “estaba bueno”. Se dedicó a la venta de plátanos y otros víveres por las calles de la ciudad.


“Yo me levantaba a las 4 de la mañana. Surtía mi camionetita y me ponía a vender. Yo estaba bien, pero esa gente me destruyó mi vida”. Y es que a Javier le resulta difícil acostumbrarse a que su pierna no responda a su prisa, a su rabia, a su dolor.


“Dios sabrá…”, dice. Después pronuncia una frase que ya está gastada entre sus parientes y amigos: “Yo, lo único que pido es justicia”.

Thursday, July 26, 2007

Boricua vuelve a su país tras 13 años varado RD

Servicios Google/El Nacional, Vespertino Dominicano

Por REBECCA BANUCHI
SAN JUAN, (AP)-. Alex Otero Jordán nació en Puerto Rico, pero no recuerda nada del país del que salió a sus nueve años rumbo a la República Dominicana sin sospechar que el gobierno estadounidense no lo dejaría regresar hasta 13 años después.

Otero Jordán, quien hoy tiene 22 años, regresó el miércoles a Puerto Rico tras permanecer 13 años en el vecino país caribeño, donde aparentemente sus documentos de identidad le fueron robados hace muchos años y no podía probarle a la embajada estadounidense que era un ciudadano americano.

``No sé'', manifestó escuetamente el joven a la AP poco después de llegar, cuando se le preguntó por qué el proceso de restituirle su documentación había demorado tanto tiempo.

``A mí me consiguieron copia del acta de nacimiento hace mucho tiempo, pero decían que cualquier persona podía tener ese documento. Ellos no creían que realmente yo fuera Alex Otero Jordán'', dijo de inmediato con un acento eminentemente dominicano.

El joven, natural de Santurce, un sector de San Juan, llegó a la República Dominicana a los nueve años junto a su padre, Antonio Otero, quien lo dejó al cuidado de una amiga allí luego que la madre del menor falleciera. El padre buscaba estabilizarse económicamente en Puerto Rico para poder suplir solo las necesidades de su hijo. Toda la familia de Otero Jordán es puertorriqueña.

Tras su arribo, pasó más de tres años con la mujer, quien alegadamente luego lo dejó con una allegada y supuestamente fue quien le robó los documentos de identidad, según Saúl Pérez, presidente del Comité Dominicano de los Derechos Humanos y quien fue figura clave en la tramitación del pasaporte que permitió el regreso del joven a Puerto Rico.

Nunca más volvieron a saber de la mujer que supuestamente se apropió de los documentos personales.

Casualmente, el nuevo hogar de Otero Jordán, donde pasó gran parte de su estancia en República Dominicana, ubicaba en el barrio Puerto Rico de la provincia de Hato Mayor, al este de la capital.

Bajo la tutela de Valentina Sánchez, Otero Jordán fue a la escuela y con ella estuvo hasta hace dos años, cuando se fue con una pareja que lo inició en el oficio de la panadería y con quienes trabajó en esa faena hasta el momento de su partida.

A Otero Jordán lo recibieron el miércoles en el aeropuerto internacional de Puerto Rico su padre y Pérez. A su llegada, dijo estar contento de estar de regreso en la Isla, donde planifica establecerse nuevamente en Santurce con su progenitor y buscar trabajo en una panadería.

Pero, de inmediato, aclara que era feliz en la República Dominicana, que le gustaba y extrañará ``todo'' de su vida allá. Aclaró que su regreso a la tierra que lo vio nacer no significa que abandonará el país donde se convirtió en la persona que es hoy día.

``Yo, en República Dominicana, estuve contento, tranquilo, con mi gente, y aquí (en Puerto Rico) me siento bien también... Extrañaré todo, muchísimas cosas, todo lo que hacía. Yo no voy a abandonarla (a República Dominicana), yo iré otra vez'', afirmó.

Wednesday, July 25, 2007

La tecnología permite a las plantas telefonear si tienen sed


Servicios Google
Alouu, ¿Irma? vieja andariega; tráeme agua, tengo sed
.
NUEVA YORK (Reuters) - Imagina responder a tu teléfono móvil y escuchar a tu planta de musgo escocés decirte con un falso acento de Glasgow que necesitan un trago.

Esta escena no está lejos de la realidad, ya que un grupo de estudiantes de postgrado de la Universidad de Nueva York está desarrollando un método para que las plantas con exceso o falta de agua llamen pidiendo ayuda.


El proyecto 'Botanillamadas' usa sensores de humedad situados en la tierra que mandan una señal por una red inalámbrica a un puerto que realiza una llamada si la planta está demasiado húmeda o seca.


Cada tipo de planta tiene asignada una voz grabada acorde a sus características biológicas, lo que aumenta el encanto del mensaje telefónico y da a las plantas su propia personalidad.


La estudiante de comunicaciones interactivas Rebecca Bray, que desarrolló la idea con tres compañeros, explicó que la tecnología no es nueva, pero que es la forma de comunicarse por voz y añadir personalidad a las plantas lo que sí es diferente.


"Llamarán y te dirán que están sedientas y necesitan mucha agua. También son muy educadas", dijo Bray a Reuters.


"Queríamos asegurarnos de que no fueras a recibir sólo aquellas llamadas que fueran realmente necesarias. Así que hicimos que te llamaran de nuevo cuando les hubieras echado agua para que te dijeran 'gracias por regarme'".

Thursday, July 19, 2007

Felicia Rodríguez: “Mi casa se ha convertido en un cementerio desde ese día”


SANTO DOMINGO, DN (República Dominicana).-

El dolor de la señora Felicia Rodríguez crece cada día al mismo ritmo que su desesperanza. Desde hace más de un año vive con la incertidumbre de no conocer con certeza los detalles del hecho en que su hijo, Eduardo David, de 18 años, murió atropellado por dos carros manejados a toda velocidad en una de las principales avenidas de la capital.

La noche del 11 de junio del 2006, Eduardo David cruzaba la avenida 27 de febrero, en el tramo comprendido entre las avenidas Privada y Núñez de Cáceres, cuando dos carros que participaban en una supuesta “carrera en vía pública” lo chocaron ocasionándole la muerte al instante. El joven no fue socorrido por los conductores de los vehículos que, según testigos, tenían las luces apagadas y emprendieron la huida inmediatamene.

“Mi casa se ha convertido en un cementerio desde ese día”, confiesa Felicia mientras su mirada se pierde buscando una respuesta que ni el tiempo ni las autoridades le han podido ofrecer.

Sin culpables

Desde el primer momento circularon rumores de que los responsables de la muerte de Eduardo David Rodríguez Rodríguez eran personas que pertenecían a familias ligadas a militares y a funcionarios del gobierno.

Semanas después del hecho, y bajo la presión de los medios de comunicación, fueron arrestados varios jóvenes señalados como sospechosos, quienes posteriormente fueron puestos en libertad al comprobarse, según la Fiscalía del Distrito Nacional, que no tenían relación alguna con el accidente.

Los jóvenes investigados en torno a la muerte de Rodríguez fueron Alberto Iglesias, los hermanos Alejandro y Alberto Arnaud Acosta, y Rubén Antonio Rodríguez Campos.

En ese momento el fiscal del Distrito Nacional, José Manuel Hernández Peguero, sostuvo que se continuarían con las pesquisas en busca de los responsables, pero hasta ahora, según informaciones del Ministerio Público, aún no se ha podido identificar a los conductores irresponsables involucrados en el “accidente”.

Quería ser médico

Eduardo era el menor de tres hermanos. Cursaba el tercer semestre de Medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Desde los quince años, narra la señora Felicia, visitaba el hospital regional Luis L. Bogaert, de la provincia Valverde donde trabaja su padre, Juan Ramón Rodríguez Montán, para servir de ayudante.

“Tú lo oías hablando de cosas…a veces me quedaba mirándolo y le decía y cómo sabía de esas cosas. Él se llegó a pasar un mes trabajando en el hospital, haciendo de todo”, dice con tristeza.

Con la voz entrecortada, Doña Felicia describe a su hijo como una persona jovial y con las particularidades de todo joven a su edad. Al mostrar las fotos de sus hijos mayores, Omar Javier y Juan Gabriel, señala que sólo faltaba Eduardo por graduarse de la universidad. “Como quien dice, lo único que me quedaba”, expresa con dolor.

Un camino sin fin

Para Felicia Rodríguez la muerte de su hijo fue causada por la imprudencia y la irresponsabilidad de “unos hijos de mami y papi”, que asegura son protegidos por las autoridades.

Está convencida de que la Fiscalía del Distrito Nacional ha sido negligente en las investigaciones con relación al caso porque, a su juicio, los involucrados pertenecen a familias que tienen influencia en el Gobierno.

“Al principio yo decía lo que decían los muchachos, que eran unos corredores. ¿De quiénes son hijos los corredores de por aquí? Uno sabe de quién son esos muchachos. Yo lo decía en la prensa…siempre circuló en principio que eran hijos de funcionarios y de militares”, dice sin ocultar su enojo.

Califica como “un montaje” las indagatorias hechas por la Fiscalía del Distrito Nacional y la Policía Nacional los días posteriores al suceso, y considera que la única intención fue la de encubrir a los responsables.

“Era todo un espectáculo, un show, un montaje. El (fiscal) agarró tres jóvenes para hacer show. Ellos no tenían que ver nada con eso”, señala.

Tres meses luego de la muerte de su hijo, la señora Felicia fue convocada a una reunión con el fiscal Hernández Peguero. En este encuentro, afirma, el funcionario le prometió que el caso sería resuelto.

“Me prometió que el caso iba a llegar hasta sus últimas consecuencias, que todo se iba a resolver…pero parece que ese fue el cierre del caso. Nunca más me llamaron”, indica.

Sostiene que varias personas se han acercado dándole los nombres de los supuestos conductores, pero que se niegan a declarar al respecto por temor.

Las diligencias de esta madre por esclarecer las circunstancias en que murió su hijo han llegado hasta el despacho del Presidente de la República. Asegura que logró concertar una cita con Leonel Fernández pero que nunca le han llamado.

“A la secretaria del presidente le pregunte si tenía una cita anotada conmigo para verlo, y me dijo que si, que se la habían pasado y que cuando fuera efectiva me llamaba, y aún la estoy esperando. De eso hace unos cuatro meses”, narra.

El dolor de la impotencia

Dice sentirse impotente ante lo que entiende como una indeferencia de las autoridades. “Estoy en los tiempos de (el dictador Rafael Leonidas) Trujillo, donde no se puede acusar a nadie, no se puede decir nada. Todo el mundo sabe todo y nadie quiere hablar, porque todo el mundo tiene miedo”.

Sostiene la tesis de que los responsables de la muerte de Eduardo David son hijos de personas que tienen alguna protección del gobierno.

Consternada, dice no comprender como los padres de los jóvenes que conducían los carros que malograron a su hijo pueden protegerlos, sin dejar que asuman la responsabilidad de sus acciones. “Ellos están creando monstruos”, asegura.

“Todos están protegidos por una persona de poder, de eso sí estoy segura. De quiénes son, eso lo saben ellos, no es a mí que me compete decirlo, es a las autoridades”, argumenta.

Sin otro recurso más que la fe, Felicia dice que la única justicia que espera en estos momentos es la que Dios le pueda brindar, porque, a su juicio, la justicia dominicana nunca podrá ser aplicada a las personas que por el manejo imprudente y temerario terminaron con los sueños de Eduardo David.

Fiscalía DN: el caso sigue abierto

Según el Director de Investigaciones de la Fiscalía, el fiscal adjunto Francisco Polanco, el caso de la muerte del joven Eduardo David Rodríguez Rodríguez sigue abierto.

El magistrado Polanco asegura que las autoridades han realizado todos los esfuerzos por esclarecer las circunstancias en que ocurrió el accidente.

Afirma que hasta el momento los datos obtenidos, principalmente a partir de la versión de los jóvenes que acompañaban a Eduardo David el día de la tragedia, no han permitido identificar de manera individual a las personas que manejaban los vehículos, por lo que no pueden emprender una persecución contra nadie.

Dice que en el lugar de la tragedia se encontró una pieza que correspondía a un carro marca Nissan, y que se procedió a buscarlo en los talleres y las estaciones de gasolina cercanos, pero que hasta ahora no ha sido localizado.

“Cada día el general José Fernández Fadul, director de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), y sus hombres paran en las avenidas vehículos de características similares”, dijo.

Sobre un carro BMW, que se dice estuvo involucrado en el hecho, aseguró no se encontró ninguna evidencia física de un vehículo de esta marca.

Con relación a la versión de que los responsables del accidente son hijos de personas relacionadas con el Gobierno, razón por la que estarían siendo protegidos, el magistrado Polanco sostuvo que no existe ningún elemento que demuestre ese alegato.

“Esto lamentablemente es producto de una especulación, de una imaginación pero no de una fuente objetiva que permita al Ministerio Público decir que es cierto”, afirmó.