Análisis crítico de sus potencialidades y riesgos
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por Karlos Pérez de Armiño
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La traslación del objeto de estudio de la seguridad desde el Estado al individuo supone pasar de un enfoque macro a otro micro. Es interesante observar que esta transición no es privativa de este campo, sino que se venía produciendo también en otros terrenos de las ciencias sociales, como el del desarrollo, con la citada aparición del concepto de desarrollo humano que desafía la noción clásica del desarrollo a escala macro. Similar evolución teórica hacia lo micro se había dado ya durante los años ochenta también en el campo de la seguridad alimentaria, que pasó de definirse a escala sólo nacional (suministros en el ámbito del país) a hacerlo a escala familiar (acceso a los alimentos por las familias y sus miembros).
Como hemos apuntado, en esta conceptualización de la persona como sujeto de la seguridad cabe destacarse la contribución de los estudios feministas sobre paz y conflictos. Habitualmente, los estudios sobre seguridad se han centrado en enfoques estructurales y macro. Frente a ellos, numerosas autoras feministas han adoptado un enfoque a escala micro, al analizar el impacto de los conflictos sobre las mujeres. De este modo, han abierto las puertas a análisis desagregados, de abajo hacia arriba, centrados en grupos sociales y personas con características específicas (i). En un reciente trabajo, Hoogensen y Stuvøy (2006: 208-209) estudian, en particular, la contribución que los enfoques de género han realizado hasta ahora a la formulación de la seguridad humana, argumentando también que pueden realizar una decisiva contribución epistemológica para el futuro desarrollo del concepto, impulsando perspectivas teóricas y empíricas nuevas y alternativas, basadas en preocupaciones sobre la seguridad que emanan de abajo.
De todas formas, como recuerda Mack (2005: 15), esa conversión del individuo en punto de referencia de la seguridad no está exenta de polémica. Para algunos autores y gobiernos, esa visión, y la propia concepción de la seguridad humana, descansan en una visión occidental e individualista de la sociedad y los derechos humanos, diferente a la de otras áreas culturales.
2) Otras de las grandes aportaciones del concepto de seguridad humana radica en que introduce los problemas de seguridad en los debates sobre el desarrollo y, así mismo y sobre todo, las cuestiones del desarrollo en los análisis sobre la seguridad. En otras palabras, el concepto de seguridad humana refleja la confluencia teórica y política de dos campos, la seguridad y el desarrollo , que hasta los años noventa estuvieron notablemente separados (2 ) .
Tal confluencia responde al cambio del escenario internacional de la posguerra fría, así como al auge de nuevas explicaciones teóricas de la inseguridad y de los conflictos, que responden a una creciente evidencia: la estrecha relación existente entre desarrollo y seguridad. Las guerras civiles actuales, claramente mayoritarias, así como las denominadas Emergencias Políticas Complejas suelen producirse en contextos de quiebra de la economía y del Estado, por lo que son reflejo de una crisis del modelo de desarrollo en su conjunto. Ante este nuevo tipo de conflictos internos, pierden validez los tradicionales esquemas explicativos de la inseguridad, centrados en la confrontación entre estados que buscan el poder y sus intereses nacionales. Tampoco sirven las explicaciones de tipo ideológico, propias de la Guerra Fría. Los análisis de las guerras intraestatales contemporáneas buscan sus causas en factores vinculados al (sub) desarrollo, tanto económicos (pobreza, desigualdad, apropiación de recursos) como políticos (mal gobierno, agravios identitarios, violación de derechos, etc.). En este sentido, el enfoque de la seguridad humana tiene una mayor capacidad que los esquemas clásicos de la seguridad (estatocéntricos y centrados en el poder militar) para explicar las guerras civiles actuales.
Como hemos dicho, la seguridad humana está estrechamente interrelacionada con el ya mencionado concepto de desarrollo humano, que el PNUD había formulado previamente. Si éste se concibe como un proceso de ampliación de la gama de opciones y capacidades de las personas, la seguridad humana consiste en que las personas puedan ejercer tales opciones de forma libre y segura.
3) De forma similar a lo que ocurre con el concepto de desarrollo humano, la seguridad humana presenta una dimensión cuantitativa así como también otra cualitativa , lo que constituye una interesante contribución y ampliación del concepto de seguridad.
En primer lugar, la seguridad humana, al menos tal como la definió el PNUD y la entiende el "enfoque amplio" de la misma, tiene una dimensión cuantitativa, referida a la satisfacción de las necesidades materiales para garantizar la subsistencia física de las personas, tales como las de alimentación, cuidados de salud, vivienda o educación. Como dijo Lloyd Axworthy (1997: 184), ex ministro de exteriores canadiense muy activo en este campo, "como mínimo, la seguridad humana requiere que se satisfagan las necesidades básicas". Es decir, esta dimensión cuantitativa, material, es el núcleo de la seguridad humana, una condición necesaria aunque no suficiente.
En segundo lugar, abarca también una dimensión cualitativa, consistente en una serie de aspectos vinculados al valor de la dignidad humana, tales como la participación en los asuntos de la comunidad, el control sobre la propia vida, la autonomía personal, etc. Es una dimensión de calado político que implica la emancipación de estructuras de poder opresivas. Como muy bien expresa Caroline Thomas (2001:162), "la seguridad humana está orientada hacia una noción activa y sustantiva de democracia, que asegure a todos la oportunidad de participar en las decisiones que afectan a sus vidas. Por tanto, está relacionada directamente con las discusiones de la democracia a todos los niveles, desde el local hasta el global".
4) Como destaca la cita del punto anterior, el concepto de seguridad humana tiene la virtualidad de integrar dimensiones tanto locales como globales , tanto micro como macro, presentes tanto en las causas de su ausencia como en las actuaciones para promoverla.
La seguridad humana toma como sujeto a los individuos, de tal forma que tanto su disfrute como su conculcación vienen determinados por factores personales como el género, la edad, la clase social, la etnia, la religión, etc. Pero, igualmente, vienen marcados también por el entorno de cada persona a diferentes niveles, desde los más próximos a los más lejanos; es decir, inciden factores como la familia, la comunidad, el Estado y, también, las estructuras del sistema internacional y las instituciones de gobernanza a escala global. Estas últimas (instituciones multilaterales, normas internacionales, etc.), tienen un papel importante en las condiciones de la (in) seguridad humana para gran parte de la población mundial, pues contribuyen a delimitar normas globales y a orientar en determinada dirección las políticas de desarrollo a escala tanto nacional como global.
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