Thursday, March 15, 2007

El concepto y el uso de la seguridad humana 2 de 8

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Análisis crítico de sus potencialidades y riesgos
-De Revistas Culturales
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por Karlos Pérez de Armiño
c) Intentos de profundizar en la agenda de seguridad más allá del enfoque estatocéntrico, avanzando en dos direcciones: hacia arriba, al concebirla como un bien global que transciende a los estados; y también hacia abajo, por cuanto diferentes autores y enfoques confrontaron la concepción estatocéntrica con el argumento de que es la persona el sujeto final de la seguridad, y que ésta puede ser incluso contrapuesta a la de su Estado.
En conclusión, el cuestionamiento del paradigma tradicional ha girado sobre todo en torno a dos ejes. El primero ha consistido en el cuestionamiento del contenido de la seguridad y en el ensanchamiento del mismo, incorporando a las amenazas militares otras de tipo económico, político, social, medioambiental, etc. Este proceso ha conllevado un acercamiento entre las cuestiones de seguridad y las de desarrollo, que se ha inc reme ntado en los años noventa y se ha reflejado en el concepto de seguridad humana. El segundo eje de evolución ha girado en torno al objeto de la seguridad, pasándose de la visión estatocéntrica clásica a las visiones que se centran en un nivel global o individual. Esta última perspectiva nos interesa particularmente, pues es la que acaba desembocando en la aparición del concepto de seguridad humana. En efecto, la ampliación que hemos mencionado de la agenda de la seguridad, mediante la consideración de diferentes amenazas a la misma, ha contribuido a replantear que sea el Estado el objeto de referencia de la seguridad, al entender que son los individuos los que sufren muchas de tales amenazas. Así, algunos autores, como Thomas (1987), entendían ya en los años ochenta que la insatisfacción de las necesidades básicas constituye una amenaza a la seguridad del individuo. Igualmente, cabe destacar también la contribución realizada en esta línea por diferentes autoras feministas, como Tickner (1992), que reformulan el concepto de seguridad a partir de la problemática específica de las mujeres.
En suma, la aparición del concepto de seguridad humana responde sobre todo a dos nuevas ideas formuladas en la década o década y media anterior: a) la seguridad debe centrarse en las personas; y b) la seguridad de las personas se ve amenazada no sólo por la violencia física, sino también por otras amenazas a su subsistencia en condiciones de dignidad. Como veremos más adelante, este segundo elemento ha sido en parte abandonado por el enfoque restringido de la seguridad humana. A estas ideas habría que añadir una tercera, referida a los medios: la seguridad no puede alcanzarse mediante la confrontación y las armas, sino mediante la cooperación y la política.
Por último, añadiremos que la aparición del concepto de seguridad humana también es deudora de otra línea de evolución teórica, la habida en el campo del desarrollo y que dio lugar al paradigma del "desarrollo humano". Éste es el formulado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1990 como un proceso de ensanchamiento de las capacidades y libertades de las personas, en contraposición al concepto clásico del desarrollo, entendido en términos de mero crecimiento macroeconómico. El PNUD, al formular posteriormente la idea de la seguridad humana, la define como la condición para que las personas puedan ejercer tales opciones de forma libre y segura, con una relativa confianza en que las oportunidades de hoy no desaparezcan mañana. Desde esta perspectiva, una y otro están estrechamente interrelacionados y se necesitan mutuamente. La seguridad humana es un requisito para el disfrute del desarrollo humano, que a su vez es necesario para materializarla.
APORTES Y POTENCIALIDADES DE LA SEGURIDAD HUMANA
Después de haber trazado someramente la evolución teórica que alumbra el concepto de la seguridad humana, estamos en mejores condiciones para comprender y valorar su alcance y su grado de utilidad. Así pues, examinemos a continuación sus principales contribuciones y rasgos positivos.
1) La seguridad humana erige a la persona (su bienestar, libertad y derechos), y no al Estado, en sujeto de la seguridad . Este cambio tiene profundas implicaciones tanto teóricas como prácticas.
En el plano teórico, supone un profundo cuestionamiento del carácter estatocéntrico del concepto clásico de seguridad, así como también del enfoque "realista", el mainstream que históricamente ha dominado los estudios de Relaciones Internacionales.
Además, el desplazamiento del eje de atención desde el Estado hacia el individuo implica también un cambio de enfoque en el análisis que se realiza en diversos planos: así, por ejemplo, la prioridad pasa desde los derechos de los estados (soberanía, no injerencia) a los derechos humanos de las personas, del mismo modo que hay también un cambio en cuanto a las preocupaciones y necesidades, desde las del Estado (intereses nacionales, poder militar) hacia las de las personas (necesidades básicas, libertades).
El cambio de enfoque tiene también evidentes implicaciones prácticas. En primer lugar, el hecho de enfocarse a las personas y a sus fuentes de amenaza, diferentes a las que afectan a los estados, exige el diseño de otro tipo de estrategias para poder garantizar la seguridad, que descansen no tanto en las capacidades militares sino en políticas que garanticen un mínimo de bienestar, libertad y derechos.
En segundo lugar, dado que muchas veces la seguridad e intereses de los estados no coinciden e incluso son contradictorios con los de sus ciudadanos (algo palpable, por ejemplo, en regímenes militarizados y autoritarios), podemos decir que la seguridad humana constituye un paradigma con potencial emancipador para las personas, al revalorizar sus propios intereses.
Esta evolución teórica, que pone al individuo en el centro del análisis y que con ello desafía el pensamiento realista y estatocéntrico tradicional, se nutre en gran medida de un pensamiento de corte liberal y humanista. Como dice Krause, las raíces del concepto de seguridad humana se encuentran en las ideas ilustradas que subrayan la importancia de los derechos y las libertades individuales. Es más, añade, "la promoción contemporánea de la seguridad humana es la culminación del proyecto liberal para construir instituciones políticas fuertes, legítimas y representativas" (Krause, 2005: 30).
En efecto, no es de extrañar que la formulación y expansión del concepto tenga lugar en los primeros años noventa, un momento en el que cobra auge un enfoque liberal en las relaciones internacionales, basado en las ideas de la cooperación pacífica entre estados, el refuerzo de las normas e instituciones internacionales, la promoción de los derechos civiles y políticos, y la democracia representativa.
En esos momentos, la superación de la confrontación bipolar, los acuerdos de desarme y el nuevo papel que tienen las Naciones Unidas, hacen que cobre fuerza la percepción de que el nuevo sistema internacional, caracterizado por un modelo liberal que la globalización irradia a todo el mundo, sea seguro y pacífico. En ese contexto, superada la lógica de la disuasión nuclear y la confrontación de bloques, aumenta el margen para pensar sobre las relaciones internacionales y la seguridad con otras claves, menos constreñidas por la lucha geopolítica entre estados y más universales y multilaterales, al tiempo que más atentas a la cooperación multilateral, los derechos humanos de las personas, la lucha contra la pobreza y el desarrollo.
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