Saturday, November 24, 2007

La Vida y el Cuerpo Humano

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  1. Los seres vivos se clasificaron desde antiguo en dos reinos: vegetal y animal. Pero muchos microorganismos no encajan en ninguna de esas categorías, por lo que Haeckel propuso en 1866 el reino protista que incluía protozoarios, algas, hongos y bacterias (los virus no se conocían aún en esa época). Con el tiempo, los protistas se subdividieron en eucariotas (organismos superiores, unicelulares o multicelulares con núcleo) y en procariotas (organismos inferiores, sin núcleo). Las procariotas son las bacterias (incluyendo las cianobacterias o algas azules). Los virus no se incluyen en ninguno de esos grupos, ya que no son células. Resumiendo, los microorganismos se clasifican en virus y protistas eucariotas o procariotas. Las algas son eucariotas y fotosintéticas (pero no son plantas) cuyo tamaño varía desde el fitoplancton unicelular hasta grandes algas marinas multicelulares. Por su parte, los hongos son eucariotas no fotosintéticos y se alimentan de materia orgánica en descomposición (saprofitos). Los hongos pueden ser mohos (hongos filamentosos), levaduras (hongos unicelulares no filamentosos) y setas (hongos macroscópicos). Por último, los protozoarios (como la Amoeba y el Paramecium) son organismos unicelulares depredadores de bacterias y se les encuentra allí donde abunden las bacterias. Estos organismos son fundamentales para la vida y en un gramo de suelo agrícola rico podemos encontrar 2500 millones de bacterias, 500000 hongos, 50000 algas y 30000 protozoarios. En el agua limpia no hay muchos microorganismos pero sí puede haber gran variedad de especies. Algunos microorganismos son patógenos, un descubrimiento bastante reciente ya que fueron observados por primera vez en el siglo XVII por el holandés Leeuwenhoek. En el siglo XVI se pensaba que los medios de trasmisión de enfermedades eran gases y no microorganismos, incluso tras las observaciones de Fracastoro sobre las enfermedades contagiosas.

  2. La cafeína es la sustancia estimulante del café y del té. La cafeína de una taza de café alcanza el cerebro en sólo 30 minutos, pero continúa estimulando el sistema nervioso durante más de 8 horas. Básicamente lo que hace en el organismo es incrementar la producción de energía (en forma de ATF, adenosintrifosfato). Similar a la cafeína es el estimulante del chocolate, la teobromina.

  3. El médico inglés William Harvey (1578-1657) descubrió la circulación de la sangre y publicó su descubrimiento en 1628. Hasta entonces, se creía que la sangre estaba estática sin moverse y el papel del corazón no se conocía plenamente. No obstante, la primera referencia sobre la circulación de la sangre pertenece al médico y teólogo español Miguel Servet (1511-1553) que la describió de forma incompleta y que parece ser que observó la circulación pulmonar de la sangre. Miguel Servet murió quemado vivo por condena de la inquisición, acusado por Calvino. También hay que citar, como referencias a la circulación sanguínea anteriores a la de Harvey, la de los anatomistas italianos Colombo (1520-1559) y Aranzio (1530-1589), que observaron la llegada al corazón de la sangre.

  4. Los glóbulos rojos de nuestra sangre son creados en la médula ósea, en el interior de algunos largos huesos, a un ritmo de unos 140.000 por minuto. Después de vivir unos pocos meses (unos 120 días) son destruidos por el hígado. Los glóbulos rojos son las únicas células del cuerpo humano sin núcleo, ya que aunque tienen núcleo cuando son creadas éste es expulsado poco después. Esta es la razón de su efímera existencia puesto que, al no tener núcleo, no pueden curarse posibles daños.

  5. Beber agua de mar no quita la sed, sino que la aumenta. La razón de esto estriba en que el riñón no puede producir orina con una concentración de sales de más de un 2%. El agua de mar tiene aproximadamente un 3% de sal, por lo que si la bebemos para calmar la sed, los riñones tienen que retirar agua de nuestro cuerpo para diluir la sal extra y esto nos hace sentir más sedientos.

  6. La ciencia del deporte, como todas las ciencias, tiene muchas incógnitas que descubrir. Por ejemplo, es un misterio aún no clarificado totalmente el origen de las agujetas que se producen cuando forzamos a nuestros músculos a trabajar más de lo acostumbrado. Aunque su origen es incierto, tradicionalmente se le ha dado la siguiente explicación: Las células musculares producen su energía por respiración utilizando oxígeno. En el proceso de la respiración celular un carbohidrato, la glucosa, es descompuesto en agua y dióxido de carbono utilizando la energía de esas uniones para formar ATF (adenosintrifosfato), que es, la energía que utiliza la célula. Sin embargo, cuando una célula muscular se ve privada de todo el alimento que necesita (cuando se le exige trabajar duramente, por ejemplo) entonces, procede a conseguir su energía por otro método: La fermentación. Un producto de la fermentación es el ácido láctico que es el causante del típico dolor y rigidez muscular de las agujetas. Una solución es el ejercicio muscular de forma regular, para incrementar así regularmente la capacidad del cuerpo de proporcionar alimento (oxígeno) a las células. Otra solución es aumentar la ingestión de glucosa (azúcares) para que las células la puedan utilizar como alimento.

    Otras incógnitas son las causas del flato (dolor abdominal que surge al correr) o de los calambres musculares. Continuará

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