Seis países son responsables de  más del 90% de las ejecuciones capitales, encabezados por China, junto a Irak,  Irán, Pakistán, Sudán y Estados Unidos.
De La Opinión, Bolivia
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Un mundo sin pena de muerte es posible, por eso Amnistía Internacional pidió,  ayer, una coalición global de Gobiernos para lograr el final de ese castigo,  cuya aplicación se redujo, el año pasado, en todo el mundo y se concentró en  seis países, con China a la cabeza.
El año pasado, fueron ejecutadas 1.591  personas, mientras en 2005 fueron 2.145 y en 2004 se contaron 3.400, aunque los  números reales pueden ser mayores, pues en algunos países se realizan con gran  secreto, dijo en una rueda de prensa la secretaria general de AI, Irene  Khan.
La pena capital fue aplicada en 25 países, frente a los 22 que lo  hicieron un año antes y se estima que entre 19.000 y 24.000 personas están a la  espera de que se ejecute.
Sólo seis países son responsables de más del 90% de  las ejecuciones capitales, encabezados por China, junto a Irak, Irán, Pakistán,  Sudán y Estados Unidos, lo que muestra que el recurso a ese castigo es "una  excepción más que la norma" y que los que la usan "están cada vez más aislados",  indicó Khan.
En los últimos años se nota una tendencia a la baja e, incluso,  en los países que la aplican se detectan algunos cambios, por ejemplo en China,  donde la Corte del Pueblo revisará todos los casos, aunque no se sabe cuál puede  ser su resultado.
"Un mundo sin pena de muerte es posible", aseguró Khan,  pero para ello es necesario que los Gobiernos de los países donde no existe se  unan y den una señal clara de "liderazgo político" para "aislar aún más" a los  que todavía se sirven de ella.
Coalición
Amnistía Internacional  pidió la creación de una coalición global de Gobiernos contra la pena de muerte,  acompañada de una estrategia diplomática "sólida y eficaz".
Khan, que ayer se  entrevistó con el primer ministro italiano, Romano Prodi, dijo que le había  pedido que tomase el liderazgo de ese "grupo de campeones para el  cambio".
Esa coalición de Gobiernos debe tener entre sus pasos fundamentales  la aprobación de una moratoria universal en las Naciones Unidas, apoyada por  otras iniciativas para "que no se convierta en papel mojado".
Asimismo, hay  que dar pasos regionales para que se firmen y apliquen los acuerdos ya  existentes, lograr progresos concretos dentro de cada país, de manera que  aquéllos que ya no usan la pena de muerte lo recojan en sus leyes o que se  extienda el número de delitos a las que otros no la aplican.
Sin embargo, las  pena de muerte existe y, ayer, en el estado de Texas (Estados Unidos) se  ajustició a un hombre y en Japón, este jueves, fueron ahorcadas tres  personas.
Irak se unió, el año pasado, a la lista de países con mayor número  de ejecuciones, que han crecido rápidamente tras su reintroducción en agosto de  2004, y el año pasado se realizaron 65.
El primer puesto lo encabeza China,  donde AI documentó 1.010 penas ejecutadas, aunque se teme que el número real  oscile entre 7.000 y 8.000.
Estados Unidos ejecutó a 53 personas, el dato más  bajo del decenio, de las que el 36% se realizaron en Texas, y Khan explicó que  las condenas dependen en gran medida del lugar en que se comete el delito, la  calidad de la defensa, así como la raza de la víctima y del acusado.
En Irán,  las condenas casi se doblaron, 177, y es uno de los pocos países que la aplica a  menores, de los que 23 están en los corredores de la muerte.
Filipinas se  unió, el año pasado, a los países que han abolido por ley o que no aplican de  hecho la pena capital, con lo que son ya 128 países donde no existe.
Sunday, April 29, 2007
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