Thursday, December 14, 2006

EL PRESTIGIO SINDICAL


José Gómez Cerda
Presidente de la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE)

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Según la ultima encuesta de GALLUP, publicada en un matutino nacional, el desprestigio del sindicalismo dominicano está en un grado muy elevado: El 50.8% de los encuestados no tienen ninguna confianza en el sindicalismo, el 33.9 tiene muy poca, solo el 10.5% tiene mucha confianza, y el 4.8% no opinó, lo que quiere decir que cerca de un 85% desconfía del sindicalismo. En peor condición están los partidos políticos.

No pretendo desconocer esa realidad, pero sí emitir algunos conceptos para entender mejor la real situación del sindicalismo, ahora y aquí.

El mundo económico y político ha cambiado, también las condiciones de vida y de trabajo, por tanto también el sindicalismo, pero parece que muchos dirigentes no lo entienden así.

Debemos comprender que el sindicalismo es un reflejo de los problemas de la sociedad, y que igual situación están atravesando los empresarios y los partidos políticos, pero cuando son las organizaciones de trabajadores esos problemas se reflejan en perjuicio de los sectores más débiles y pobres de la sociedad, que son los trabajadores del campo y la ciudad.

Han existido situaciones externas que han perjudicado al sindicalismo, especialmente actitudes de los sectores empresariales y gubernamentales que han destruido los mejores sindicatos nacionales, entre los que se pueden citar SITRACODE, Telefónicos, portuarios, etc. por otra parte han desparecido empresas como CORDE y el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), donde el sindicalismo nacional tuvo un gran desarrollo…Pero también los mismos sindicalistas tenemos una cuota de culpabilidad del actual desprestigio.

Los contratos colectivos de condiciones de trabajo han disminuidos a su mas mínima expresión, especialmente en el sector privado.

El sindicalismo nacional no se ha actualizado, continua actuando con métodos que antes tuvieron valores, pero ahora son obsoletos; muchos dirigentes no se han modernizado, por lo tanto no pueden trasmitir ideas renovadoras a sus afiliados.

La corrupción que tanto se critica tanto en el sector publico como el privado también se refleja en el sindicalismo nacional, y muchos afiliados no tienen confianza en sus directivos, ni en el sindicalismo como organismo representativo de los trabajadores.

La falta de autenticidad de muchos dirigentes, que predican una cosa y hacen otra ha mermado la confianza de los trabajadores.

Los sectores empresariales, los partidos políticos y los gobiernos han llevado a un lugar secundario al sindicalismo, que es el auténtico representante del factor trabajo en la producción y el consumo, y fomentan otro tipo de organizaciones, inclusive invierten grandiosas sumas de dinero para su desarrollo y control, como son algunas ONG y de la llamada sociedad civil. Mientras el Gobierno dominicano le asigna a las centrales sindicales ayudas de 30 mil pesos mensuales, pero existen ONG que reciben millones de pesos del gobierno dominicano, otras de instituciones privadas, y algunas instituciones de la sociedad civil reciben cuantiosas ayudas de los Estados Unidos y sus instituciones.

El gobierno no ha incluido a las organizaciones de trabajadores en las discusiones del Tratado de Libre comercio (TLC), ni en las reformas han sido tomadas en cuentas las organizaciones sindicales, y cuando han sido invitadas es para ser informadas.

La realidad actual es que el sindicalismo nacional está desprestigiado, por factores externos e internos, muchos de sus dirigentes han perdido el rumbo de la conducción, y la mayoría del pueblo no tiene confianza en las organizaciones sindicales.

Sin embargo, nos queda un instrumento que puede hacernos salir de ésta situación, y que está al alcance del sindicalismo dominicano… que es LA EDUCACION.

La EDUCACION SINDICAL es el instrumento que tenemos los trabajadores para superar ésta etapa de desprestigio, con la finalidad de capacitar, educar y formar a los jóvenes dirigentes sindicales y reciclar a los actuales directivos y dirigentes, para conducir el sindicalismo hacia una transformación y situarlo en el lugar que le corresponde como representantes de los trabajadores.

Tenemos que volver, en cada organización sindical, a los principios y valores que han inspirado al sindicalismo humanista para devolver el prestigio a las organizaciones de los trabajadores, con bases, contenidos que tengan como centro la dignidad de la persona humana, la solidaridad, la justicia social y el bien común.

Históricamente el sindicalismo ha superado etapas de crisis, y ahora hará lo mismo con una renovación en sus métodos y modelos de educación sindical.

El sindicalismo está en crisis en todas partes. Han aparecido organizaciones e instituciones que hoy ocupan un espacio que antes eran de las organizaciones sindicales, lo que hace más urgentes que el sindicalismo recupere su prestigio para representar a los trabajadores.

El sindicalismo debe buscar el origen de su existencia, que es la defensa de los derechos y las libertades de los trabajadores.

Al transcurrir el tiempo, en muchas ocasiones, organizaciones sindicales, de todas las tendencias, van incursionando en diversos temas que son de actualidad, pero que no son el epicentro del sindicalismo. Estamos sufriendo desviaciones involuntarias, de incursionar y profundizar sobre temas importantes, pero estamos olvidando el tema central que es el sindical.

La autocrítica es necesaria, la reflexión es importante y la acción educativa de los trabajadores puede ser el camino que conduzca a superar ésta etapa del sindicalismo dominicano.

Quizás ésta situación sirva para que los sindicalistas dominicanos entremos en un periodo de reflexión, para enmendar errores y enderezar el camino digno del sindicalismo, como organismo representativo de los trabajadores.

El prestigio sindical debe ser rescatado por aquellos que actualmente dirigen las organizaciones de trabajadores poniendo mayor énfasis en los intereses de la clase trabajadora por encima de los intereses individuales, creando una nueva generación de sindicalistas honestos, íntegros, capaces y dispuestos a darle el prestigio sindical que merece la clase trabajadora.

El sindicalismo dominicano debe recobrar su dignidad y prestigio. Hagamos una reflexión en esta época de Navidad, para renacer un sindicalismo nuevo, que prestigie a la clase trabajadora.

José Gómez Cerda,
Santo Domingo, diciembre 2006.

mailto: miturbides@yahoo.com


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