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-DE EL LISTIN DIARIO, MATUTINO DOMINICANO-
Eva (nombre ficticio) muestra parte de los siete machetazos que le propinó su ex marido, en presencia de su hija de ocho años.
SANTO DOMINGO (Redacción Listín Digital).- Eva dice que las pesadillas no dejan dormir a su hija de ocho años y que en medio de la noche, la niña se despierta gritando: ”!Mami, cuidado que ahí viene papi!”. La madre recuerda la tragedia que las traumatizó a ambas.
“Fue hace poco. Un día de octubre de este año, abrí la puerta y él ya estaba encima de mí con un machete afilado. Sin mediar palabras me dio siete machetazos y salió corriendo”.
Eva (nombre ficticio), una sobreviviente de violencia intrafamiliar, sigue narrando su historia. “Me dejó lesiones permanentes en el brazo derecho y horribles cicatrices que tal vez se borren de mi piel, pero no de mi mente ni de la de mi niña que tuvo que recoger el machete y esconderlo por si su padre regresaba a terminar de matarme”.
Pese a su situación, Eva tiene algo de lo que carecen muchas mujeres víctimas de violencia: cuenta con el apoyo de su familia, de la empresa para la cual trabaja y de sus vecinos. Logró que apresaran a su agresor, aunque sigue luchando para recuperarse física y emocionalmente, pues las secuelas de la violencia intrafamiliar no desaparecen con una varita mágica. Tampoco las estadísticas de feminicidios que durante años siguen sin bajar las tres cifras.
Este año son 150 los cadáveres de mujeres apilados en la conciencia de una sociedad que busca los responsables de este problema en dos lados: las autoridades y los envueltos de manera directa en los hechos, víctima y agresor. Especialistas señalan que la familia, los amigos y relacionados juegan un papel importante para apoyar a las víctimas y para prevenir más asesinatos.
Casos como el de Eva, quien fuera cruelmente maltratada por su marido en presencia de su pequeña, ocurren con frecuencia en la República Dominicana. Aquí, las estadísticas reflejan que en los primeros diez meses del año se produjeron 150 feminicidos, la mayoria perpetrados por maridos, ex maridos u otros hombres con los que las víctimas estuvieron vinculadas sentimentalmente.
Hay una cantidad no cuantificada de sobrevivientes de la violencia intra familiar que viven diferentes realidades. Eva se siente preocupada por lo traumatizada que está su niña. Además de las pesadillas nocturnas, durante el día se orina en la ropa y pregunta una y otra vez por qué su padre hizo eso.
María Elena Rodríguez muestra la foto de una mujer golpeada por su ex pareja y luego por su hermano. quien quería obligarla a negociar con el agresor a cambio de 200 mil pesos
Teresa Pero afirma que va evolucionando por el respaldo de sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, patronos y hasta parientes del agresor y su caso evidencia que el rol de la familia es fundamental para romper el círculo de la violencia contra la mujer.
“A él lo apresaron diez días después de haberme agredido y el día anterior mis padres, mis hermanas y hermanos amanecieron conmigo a esperar la hora, parecía que estábamos preparando un gran acontecimiento y yo agradezco mucho eso”. “Sigo sintiendo miedo porque aún estando preso no se arrepiente, pero tengo a mi familia a mi lado y a tanta gente que me quiere.
” Teresa Pero la historia de Teresa (nombre ficticio) es otra. Aunque su tragedia es similar a la de Eva, su situación es más dolorosa, ya que en lugar de recibir el apoyo de su familia, ha sido víctima de ésta. Quienes brindan asistencia a mujeres como Teresa, saben que, en algunos casos, los familiares de las víctimas proponen la conciliación y aunque este recurso no está contemplado en la ley 24-97 para los casos de violencia, insisten en el perdón y, a veces, hasta aceptan dinero para que el agresor no vaya a la cárcel.
Esta mujer de 27 años, atacada a machetazos frente a su hijo de siete años, con lesiones permanentes en el brazo izquierdo y con heridas hasta en las plantas de los pies, fue golpeada brutalmente por su propio hermano porque se negó a retirar la querella contra su agresor a cambio de 200 mil pesos.
Teresa, una diestra peluquera, no podrá trabajar por la inmovilidad que tiene en uno de sus brazos y otras lesiones y, además, de enfrentarse sola a la secuela que deja el maltrato sicológico y físico, tendrá que proceder legalmente contra su hermano que también la maltrató. Pese a la oposición de su familia y a las dolencias en su cuerpo, dice que va a seguir hasta lograr que condenen a su ex marido a diez años de prisión por haberla agredido y sobre todo por el daño emocional que le ocasionó a su pequeño de siete años.
La abogada María Elena Muñoz Rodríguez, quien trabaja en el Departamento de No Violencia de la Secretaría de Estado de la Mujer, asegura que, con frecuencia, las mujeres más abusadas son las huérfanas y las que viven solas. Su experiencia en el área es una prueba de ello. En la mayoría de los casos de violencia contra la mujer e intra familiar que ha defendido, la participación de la familia de las víctimas ha sido fundamental.
Dice que hay casos positivos y otros negativos y penosos a la vez. Puso como ejemplo algunos donde las familias se niegan a que las víctimas incoen acciones en contra de sus agresores y en otros hasta le ponen trabas para que no puedan asistir a las audiencias.
“También hay casos que los parientes de los agresores ofrecen dinero o presionan psicológicamente y tratan de convencer a las víctimas de manera pasiva, y hasta con amenazas. Esos factores perjudican el proceso y a ellas”. Insiste en que los acuerdos y las conciliaciones van a ser siempre en perjuicio de las mujeres maltratadas porque no están preparadas para conciliar o decidir y si se da un arreglo es desigual completamente.
Asegura que los agresores abusan por el poder que sienten que tiene sobre sus víctimas. Esta profesional considera que los familiares y allegados deben entender que esos acuerdos son desf avorables y traumáticos para las personas agredidas y por eso es que las mujeres víctimas de cualquier tipo de violencia necesitan del apoyo de quienes las aman y no se deben hacer arreglos económicos en estos casos, sino terminar con el proceso en los tribunales ya que el Código Civil establece que la víctima debe ser resarcida y el juez va a condenar siempre al acusado a una indemnización para reparar el daño causado.
Tratamiento psicológico La psicóloga Natividad López asegura que la familia es la primera red de apoyo que tienen las víctimas de violencia, luego está la red social que es su entorno, el vecindario, los centros donde estudian y trabajan.
Sostiene que a las mujeres amenazadas o maltratadas hay que apoyarlas para que salgan de esa situación y no motivarlas a que permanezcan en ellas con mitos como que “el matrimonio es para siempre y que no debe disolverse por ninguna condición” . Explica que a veces las víctimas son estimuladas a seguir al lado del agresor resaltándoles sus “buenas” cualidades como que “cumple con la manutención de los hijos, que te da lo que necesitas y, además, cuando el hombre es el proveedor la mujer está indefensa y muchas veces siente impotencia”.
Los que así actúan se olvidan de que cada tipo de violencia sea sexual, sicológica, física o económica va a dejar huellas que no se van a borrar. De ahí que la profesional llama a los parientes de las víctimas a respaldarlas con afecto y económicamente, y, de ser necesario, albergarlas en sus casas, pero jamás obligarlas a permanecer con el hombre por la carga económica que puede representar. Asegura que mientras menos tiempo vive una mujer sometida a una relación de violencia sicológica o física más fácil le será salir de ella y que también la intensidad y la frecuencia son determinantes.
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