Thursday, June 05, 2008

Catalina Carmona, a los 112 años trabaja para subsistir


El Nacional/Servicios Googgle

Por LEONCIO BAUTISTA
A sus 112 años, Catalina Carmona (Cató), pionera en la venta de semillas de cajuil y frutas a orillas de la autopista Duarte, en Pedro Brand, aún achacosa continúa en esa actividad como único medio de subsistencia.

Oriunda de San Cristóbal, desde la salida del sol hasta el anochecer, instala su pequeño negocio frente a su humilde casita en el kilómetro 32 de la vía, actividad que comparte con Simeona Carmona, la segunda de 7 hijos.

Aún está fresco en su memoria el día en que se inició en la venta de semillas de cajuil, un domingo en que fue inaugurada la remodelación de la autopista Duarte en la década del 60.

Al comparar los precios de entonces con los de ahora, recuerda que comenzó a vender el vaso del producto a 10 centavos, mientras ahora el pote grande lo comercializa a 200 pesos, el mediano a 100 y 50 el pequeño.

La venta de semillas de cajuil, dulces, batatas, mangos y otras frutas, representa el principal medio de sustento para más de cien familias residentes en Pedro Brand. A esta actividad se han integrado hijos, nietos y biznietos de la anciana Cató

Los improvisados y rústicos tarantines de estas personas de origen campesino, llenan de colorido un tramo del 32 al 36 de la autopista Duarte, entre Pedro Brand y Villa Altagracia.

La señora Carmonas, auxiliándose de un bastón rudimentario, permanece por largas horas debajo de una mata de mango frente a su casucha a la espera de automovilistas y transeúntes interesados en saborear sus productos, principalmente las semillas de cajuil azadas.

Es asistida por su inseparable hija Simenona y su bisnieta Gisela Carmona.

En ese lugar se ubicó hace casi 50 años proveniente del paraje Hato Viejo, donde creció. Cuenta ser ser testigo de episodios que para ella resultan interesantes.

Entre estos recordó cuando el general Héctor Bienvenido Trujillo (Petán), a su paso por la vía solía arrojar dinero para divertirse observando como las personas se los disputaban, en ocasiones a puñetazos.

El hermano del dictador Rafael Leonidas Trujillo, recuerda, poseía una casa y un colmado en la curva llamada “La U” a la altura del kilómetro 32 de la antigua carretera Duarte, donde los lugareños de Hato Viejo, La Lomita, El 36, Fraquito Gómez y San Miguel, acostumbraban a ir comprar. También recuerda cuando junto a sus padres y otros familiares solía viajar a la Capital a lomos de caballos atravesando caminos escabrosos y tramos de la vieja carretera Duarte, para comprar algunas “túnicas” (ropas).

Recuerda que el negocio era atendido mayormente por una querida que tenía Petán, y donde los viajeros procedentes del Cibao y viceversa solían detenerse a comprar productos alimenticios. Al preguntarle cómo se sientes al acumular tantos años de vida, a pesar haberlos pasado en medio de estrecheces económicas, sonrió, para de inmediato contestar que se siente como “un trinquete”, es decir fuerte.

La vieja Cató, como cariñosamente les llaman sus allegados, tiene 30 nietos, 15 biznietos y 12 tataranietos, sin contar varios fallecidos, incluyendo 2 hijos.

Relaciona su larga vida a que duerme lo suficiente, no fuma ni toma café e ingiere poca grasa.

Cató, quien goza del cariño de todos los de la comarca (kilómetro 32 de la autopista Duarte), conserva la visión, aunque ha ido perdiendo la audición y se queja de algunos dolores en las piernas y brazos.

Aunque muy pobre, como la mayoría de sus vecinos, dice considerarse rica por el cariño que le profesan sus hijos, nietos, biznietos y tataranietos. Recuerda que en su juventud gustaba bailar merengue apanbichao y del músico típico Guandulito.

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