La creadora de 'Harry Potter' y grandes empresarios británicos ofrecen millonarias recompensas por una pista de la niña
De El País, España
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Nadie ha visto a Madeleine -Maddy- McCann desde hace dos semanas. La niña británica, que el sábado cumplió cuatro años, desapareció mientras dormía en su cama en un complejo turístico en El Algarve portugués. La policía de este país reconoce que no hay ninguna pista sobre el caso. Pero ni la familia ni el resto de los británicos pierden la esperanza de encontrar con vida a la pequeña Maddy. La campaña por su retorno lleva recaudados cerca de cuatro millones de euros entre personalidades y vecinos anónimos.
J. K. Rowling, autora de la saga Harry Potter, los empresarios Richard Branson y Philip Green, el futbolista Wayne Rooney y muchos otros han donado fondos a la operación por el rescate de Maddy. Desde la noche del pasado día 3, cuando saltó la alarma sobre la desaparición de la pequeña, la campaña crece día a día acompañada de duras críticas de los medios británicos a la labor de la policía portuguesa y ligeros reproches al descuido de sus padres. Kate y Gerry Mccann cenaban a pocos metros del apartamento de Praia da Luz donde dormían su hija mayor y sus dos hermanos gemelos.
Los McCann creían que podían controlar desde su mesa la entrada al piso e incluso se turnaron para asegurarse que los niños seguían dormidos. En la última inspección, hacía las diez de la noche, se dieron cuenta del error cometido, la peor pesadilla para cualquier padre: Maddy no estaba en su cama. La ausencia de la niña de un complejo frecuentado por turistas británicos, que todos consideraban extremadamente seguro, ha causado un vuelco emocional en su país.
Los McCann son profesionales de la medicina -él, cardiólogo; ella, médico de cabecera-, católicos practicantes y de familias muy unidas. Los medios y la sociedad en general hacen lo imposible por mantener la atención nacional e internacional sobre esta niña de ojazos azules y melenita rubia. "Por favor, mirad a los niños. No tengáis miedo, acercaos y miradles. Buscad una marca negra que va desde la pupila al iris de su ojo derecho", resaltó ayer la abuela de Maddy, Susan Healy, en referencia a un elemento distintivo en la fisonomía de su nieta.
En Liverpool y Glasgow, donde viven los abuelos y tíos de Maddy, en su cuna natal de Rothley (pueblo del condado de Leicester), y otros enclaves británicos, se organizan ruidosos homenajes y colectas. Los jugadores del Everton, uno de los clubes de fútbol de Liverpool, vistieron ayer camisetas con su foto. Lo mismo hicieron los participantes en sendas carreras de fondo celebradas el fin de semana en la misma ciudad y en Glasgow. "Dejadla en un sitio seguro y escapaos. No nos importa si os cogen o no. Simplemente queremos que Madeleine regrese", dijo, desesperada, su abuela. Ayer, en Fátima (Portugal) los miles de fieles que celebraban el 90 aniversario de la aparición de la Virgen también rezaron por el regreso de Maddy.
Mientras, crecen las donaciones y las ofertas de recompensas sobre pistas de la pequeña. El empresario escocés, Stephen Winyard, ofreció hace días 1,5 millones de euros a quien aporte información. A él se sumó el sábado otro grupo de empresarios -entre ellos Philip Green, dueño de las tiendas de ropa Top Shop; Stelio Haji-Ioannou, fundador de EasyJet, y Richard Branson, del grupo Virgin-, de forma que el fondo común de las celebridades ayer había recaudado más de dos millones de euros adicionales. Más humildemente, vecinos y conocidos de los McCann contribuyen también para la devolución de Maddy.
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